1 de noviembre de 2011

No hay tal crisis.

Primero dice no hay tal crisis mientras tira un par de platos al piso, sigue insistiendo con que no hay tal crisis y se ríe con su mejor cara de bólida y te pones kilos de tapa ojeras; y una vez que acepta que la crisis es tal crisis, estas preparada y ya puede negar la crisis; pero después dice de nuevo que no hay tal crisis y rompe lo que tiene a mano, pero tarde o temprano llega el día donde la crisis tiene mucha evidencia, ahí no queda otra, hay que aceptarla… hay que hacer, lo que hay que hacer.
Se puede negar la crisis un día, un mes, un año, pero llega ese día en que la crisis te explota en la cara, atravesar la crisis es como pasar el pelo por agua oxigenada, te aclara el problema de raíz; llega la crisis, uno cree que es el final, que se termina todo, pero en realidad ahí empieza todo.
Las crisis son como los años, te sorprenden y no te queda otra, hay que decidirse a llevarlos; las crisis es un viaje de ida, pero también puede ser un viaje de vuelta.